¿Una madre perfecta o una mamá lo suficientemente buena?

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Lactancia Materna


Durante el embarazo, especialmente si es tu primer bebé, es normal que te asalten toda clase de dudas y temores respecto de tu capacidad para ser madre. “¿Podré darle a mi bebé lo que él necesita?” “¿Cómo aprenderé a interpretar su llanto?” “¿Cómo me las arreglaré con las tareas domésticas?” “¿Y si ser madre no es lo que yo esperaba?”. Todas las mamás pasan por estas reflexiones en algún momento, incluso después de que el bebé ya ha nacido.

Los peligros de buscar la perfección

El perfeccionismo es una característica negativa en la maternidad. Lo primero que descubrirás es que ya no tienes el control: los horarios de tu bebé serán impredecibles; las horas de sueño, un caos; la lactancia materna no siempre resulta tan sencilla y natural como las publicidades nos hacen creer…
El problema es que las mujeres más perfeccionistas son más propensas a frustrarse, sufrir condiciones como ansiedad o depresión posparto, y les cuesta mucho más disfrutar de la maternidad real, aceptar que ese bebé que tienen en brazos es como es, y no como ellas imaginaban que sería.
Como te irás dando cuenta, no se trata de llegar a ser la madre perfecta. Las madres perfectas no solamente no existen, sino que serían terribles para sus hijos. ¿Adivina por qué? Vamos, porque los niños perfectos ¡tampoco existen!
El psicólogo y pediatra inglés Donald W. Winnicott acuñó la expresión “madre lo suficientemente buena” para referirse al estado ideal de la mujer cuando, al reconocer en ella misma sus carencias y sus propias necesidades, puede ponerse a la altura de su bebé y reaccionar respondiendo a las necesidades de su hijo.

Suficientemente buena, ¿qué significa?

Significa que podrás aportar una base afectiva sólida, que podrás reconocer en tu hijo sus necesidades a la vez que respetes las tuyas. Significa que a veces te sentirás abrumada, sobrepasada, sin muchos deseos de ser madre, o echando de menos tu vida anterior… y que al reconocer en ti estos sentimientos, que son válidos y propios a todas las madres en algún momento, podrás superarlos y hacerlos a un lado, ya que comprendes que las necesidades de tu bebé son ineludibles y que esta pequeña persona depende en absoluto de ti.


Serás la mamá que tu hijo necesita

Tu bebé no necesita que seas la madre perfecta. Tu bebé te necesita a ti. Te necesita ahora en el embarazo para nutrirlo y alojarlo mientras su cuerpo se forma y se prepara para sobrevivir en el mundo exterior. Te necesitará de recién nacido para que lo cobijes, lo alimentes, lo sostengas. Te necesitará de pequeñín para que lo eduques y le enseñes a vivir en sociedad. Y te seguirá necesitando toda la vida, aunque no dependerá de ti por siempre. Tú tienes la capacidad para ser la madre que tu hijo necesita. Y lo serás, no te quepa duda.

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